domingo, 23 de octubre de 2011

Party Boy, la Mujer Pájaro y otros goliardos la lían juntos junto al Gállego


Los goliardos tienen la sana y peligrosa costumbre de celebrar las cosas cómo y cuando les sale de los coj****. En esta ocasión, se han juntado para homenajear a la Mujer Pájaro tras su boda mediante una bienvenida de casada que contraviene la muchas veces vituperable tradición de las despedidas de soltero o soltera.

Lobo de Bar ultima los preparativos en un concierto junto a Mr. White, consorte de la Mujer Pájaro y al día siguiente, viernes, acude a su hogar junto a Sergéi (a veces conocido como Sir Gay) para perpetrar el secuestro. La goliarda no esperaba el acontecimiento y lo afronta con cierto temor, pues de sobra conoce a los degenerados que se la llevan.

El viaje transcurre sin incidentes, se consume cerveza sin exceso, se deposita a los dos primeros subequipos en una casa rural y se va en busca de Zé Tubarao, de retiro espiritual en los Pirineos.

La idea era que la primera noche fuese reposada para madrugar al día siguiente. Un mensaje de Zé Tubarao a las 6 de la tarde (“sé que no era el plan pero tengo ganas de tajarme esta noche”) puso en alerta al resto de goliardos que, tras una rápida cena en el Ruralpub y una noticia deslumbrante, empezaron a beber sin medida.

A las 9:30 de la mañana suena el despertador del Goliardo Elegante, se lo había dejado en el salón, donde duerme Lobo de Bar. Viendo que nadie va a apagarlo, el blasfemo individuo suelta un estentóreo “mecagüendiossss” que despierta al resto de habitantes del lugar.

Algunos goliardos habían dormido realmente poco tras la inmoderada ingesta etílica y las olvidadas conversaciones orbe-resolutivas de la noche anterior, y han de desayunar cerveza en vena para volver a ser algo parecido a personas.

Han contratado un descenso en canoa por el Gállego. El río no está muy bravo, pero sí lo suficiente como para que en el primer rápido vuelquen todos los resacosos navegantes. Por suerte, ninguno muere, e incluso muestran mayor habilidad que unos guiris que van en el grupo.

Superada la prueba, los goliardos van a comer a un restaurante pasable. La idea era alimentarse con algo ligero, cosa que la mayoría cumple pidiéndose unas digestivas alubias con oreja. De postre, gintonic. Probablemente no es el menú que hubiera recomendado un dietista antes de ponerse a jugar un paintball. Y ese dietista hubiera tenido razón. Más de uno estuvo a punto de echar la tralla mientras se arrojaba de una trinchera a otra o se cebaba disparando a la Mujer Pájaro.

Tras la divertida experiencia, los goliardos visitan a un excompañero de colegio que se ha dado a la vida retirada y al deporte después de protagonizar épicas acciones en su adolescencia, como ser campeón juvenil de España de 1.500 metros, campeón sub-21 de 1.500 birras y récord mundial (aún hoy imbatido) de meada larga (2 minutos 42 segundos).

Esta vieja gloria del atletismo y la farra se apunta a la cena, una suculenta barbacoa que prepara Túbal para celebrar la bienvenida de casada y su reciente cumpleaños. Cuando los goliardos están ahítos de chuletas, longanizas, quesos y chorizos pirenaicos, el excesivo goliardo montañés saca como postre dos hermosísimos chuletones con los que clausurar la cena y dar comienzo a una esperpéntica fiesta de disfraces.

El más aclamado es, de largo, el de Party Boy que luce Zé Tubarao, no apto para ojos sensibles. La Mujer Pájaro es vestida de colegiala antierótica con gafas de culovaso. Su consorte Mr. White ha rechazado a última hora el de polla de dos metros para ponerse uno más discreto de Mr. Increíble y no quitar protagonismo a su homenajeada y paciente mujer. No faltan los disfraces regionales: Sergéi se viste con una clásica indumentaria escocesa, Túbal de berebere y el Goliardo Elegante con la típica del Tirol. Al récordman de meada larga le prestan un disfraz de vampiresa, Lobo de Bar apenas necesita atrezos para convertirse en El Nota, más habiendo traído ingredientes para prepararse un ruso blanco. A Mr. & Mrs. Voodo les da por el rollo eclesiástico y se disfrazan de fraile y monja respectivamente.

Para la ocasión hay preparado un Opájaromotxo, una versión personalizada del Ocalimotxo con pruebas como abrazarse a una farola, al w.c., subir a un trineo, dar vueltas, tumbarse en el suelo, insultar a los demás, etcétera, etcétera, todo ello aderezado con una ingesta masiva de alcohol.

Antes de finalizar la partida escasean los hielos y la cocacola y dos valientes (el Goliardo Elegante y Lobo de Bar) se aventuran al Ruralpub en busca de existencias. El camarero era el mismo que había recibido una generosa propina en la cena de la noche anterior, pero lejos de mostrarse agradecido y cordial se iba a comportar como un auténtico capullo. Los goliardos, algo dispersos en su incursión, confraternizan con otros borrachos en su camino a la barra y, al llegar por fin a la misma se encuentran con una inesperada actitud hostil.

El camarero rastrero les vende una botella de 0,5l de pepsi (no hay cocacola) al módico precio de 4€ y les dice que no tiene hielos para darles, ni siquiera un puñado de la bolsa que hay a la vista. Lobo de Bar sabe que para un bar no es negocio vender hielos y ofrece 10€ por una bolsa diciendo que no van a ir allí les venda hielos o no y que esa es su última oferta. El camarero insiste en que no tiene suficientes y Lobo de Bar ceja en su empeño y trata de consolarse tirándole la caña a la única chica pasable del bar mientras se retira, pero entonces, el Goliardo Elegante advierte una cámara de helados e intuye que habrá hielos. Los hay, a mansalva. Lobo de Bar, enfurecido, la revienta y se hace con una bolsa. Misión cumplida, aunque no de la forma más cívica. Los goliardos advierten que de camino a la casa rural hay una máquina con botellas de cocacola de medio litro a 1€, mandan la pepsi a tomar por el culo.

El juego continúa, la embriaguez es generalizada e incluso obscena, y aún hay una nueva expedición al ruralpub para lucir los disfraces, con resultados no mucho mejores que en la anterior: no les sirven alcohol y el ambiente ha degenerado en decrépito. Lobo de Bar transfigurado en Perurena lanza como despedida un pedrusco contra el cartel del tugurio, sin acierto. Para quitar el relativo mal sabor de boca caen unos cuantos camiones cisterna de alcohol adicionales antes de que los más degenerados componentes del grupo decidan ir al sobre.

La fiesta termina a una hora indeterminada, los goliardos duermen no muy placenteramente y se levantan para hacer una breve excursión, comer y regresar a sus respectivos hogares resacosos pero felices tras un fin de semana de los más completo, tras una convivencia sana y placentera, óptima para la exaltación de la amistad.



Se dirán que este vídeo no tiene nada que ver con el resto del post. Se equivocan. Lo cantan "Los del río" y es tan absurdo como la cogorza del relato. Quizá piensen que deberíamos haber puesto "The river" de Mr. Springsteen, y ahí quizá sí tengan razón.

Última hora: el abogado de Zé Tubarao nos permite mostrar una instantánea de su ínclito disfraz como Party Boy:


Ahí queda eso...

miércoles, 19 de octubre de 2011

El Profesor Marmordo insiste

Dr. Strangelove: El enamoradizo goliardo no ha recibido respuesta a su arrojado acto de amor y se ha decidido a volver a intentarlo, está dispuesto a mandar otra epístola:

Información extraída de wikileaks:

(Con gesto contrariado, Marmordo marca un número en su teléfono, es el del Sr. Destino. Como durante toda la tarde, comunica).

Marmordo (hablando solo en una habitación casi a oscuras, iluminada por una vela, un tanto sobreactuado): Y ahora, ¿con quién puedo hablar sobre este espinoso asunto? Hace un rato probé con la Divina Providencia, pero está de vacaciones. Quizá sea mejor tratar con seres terrenales...

(Una explosión un tanto defectuosa genera una nube de humo que se va definiendo hasta convertirse en el espectro de Jesús Puente)

Jesús Puente: Hola, muchacho, veo que necesitas ayuda.

Marmordo: Sí, pero... bueno, no sé, desde que le vi haciendo como que se metía una raya en La estanquera de Vallecas, la imagen que tenía de usted se ha deteriorado... no sé si es la persona adecuada para comentar mis cuitas.

Jesús Puente: Mira, hijo, eso fue hace mucho tiempo. Has de tener en cuenta que luego trabajé muchos años en Su media naranja y en Lo que necesitas es amor, y soy todo un experto en estas cosas. He visto muchos lanzamientos a la piscina, pero el tuyo de la semana pasada (que seguí desde el más allá) me pareció muy interesante...

Marmordo: ¿Sí? Gracias, supongo, pero... no me ha respondido.

Jesús Puente (levantando ambas manos para pedir calma): Lo sé, lo sé. Pero no te precipites. Han podido suceder muchas cosas... puede que ya use esa dirección de correo, o que la mire muy de vez en cuando, o que al ver tu mail sin saber de quién era lo borrase sin leerlo...

Marmordo (apenado): ... o puede que lo leyese y que no haya querido responderme...

Jesús Puente (conciliador): Es posible, pero no lo creo, no veo a una chica que tiene una sonrisa tan dulce sin responder a un correo así, aunque fuera para declinar tu invitación.

Marmordo: Y, entonces, ¿qué hago?

Jesús Puente: Pues yo contrataría a un detective profesional para averiguar su teléfono o, mejor aún, la llevaría a algún programa de la tele, uno del estilo de esos que presentaba yo...

Marmordo: Mmm, creo que esas son medidas muy extremas señor Puente, que apenas la conozco, ¿no habrá vuelvo a consumir usted sustancias ilegales?

Jesús Puente: No, ¡por favor! Simplemente te comentaba lo que yo haría. Si quieres probar alguna otra estrategia cutre como mandarle otro correo que puede que no vea, adelante...

Marmordo: Bueno... mandarle otro correo sin saber si le va a llegar tiene cierto encanto, es como si tirase al mar un mensaje en una botella...

Jesús Puente: ¡Venga ya! y luego soy yo el exagerado...”


domingo, 16 de octubre de 2011

Ignorancia y prejuicios

Es difícil no caer en ambos pecados. Yo por ejemplo pensaba en tiempos que Nine Inch Nails era un grupo popero para adolescentes porque vendían mucho en los USA y porque usaban sus iniciales para casi todo. Hasta que no me enteré de que la desgarradora Hurt de Johnny Cash era una versión de una canción suya no me dio por escucharles. No imaginaba que me iba a encontrar con un sonido tan chungo.

martes, 11 de octubre de 2011

Vuelva usted si quiere, pero le volveremos a joder

13:06 en la DGT de Zaragoza.

Segurata infame con cara de torcuato: Lo siento, está cerrado.

Lobo de Bar: Mmm, pero si su horario es hasta las 14 horas.

Segurata infame: En Fiestas del Pilar salimos a la una.

Lobo de Bar: En internet pone que el horario reducido es únicamente el día 13, hoy es 11.

Segurata infame: Eso es lo que pasa, que la gente no hace las cosas por internet.

Lobo de Bar: Encima no me toque los cojones, que por internet no se puede hacer, que lo he mirado.

Segurata infame: Venga otro día.

Lobo de Bar: Pues resulta que con su amplio horario de atención al cliente (de 9 a 14 horas) no puedo porque entro a trabajar antes de que abran y salgo después, además de volver por la tarde, así que me he venido hoy, en mi día libre, porque ¿sabe?, hacer trámites administrativos que se deberían poder hacer por internet es el plan que más me apetecía.

Segurata infame: ¿Y no puede mandar a alguien en su nombre?

Lobo de Bar: No, soy huérfano, viudo y no tengo amigos, y ya que he venido hasta casa de Cristo en mi día libre para hacer un puto trámite de mierda que no debería durar más de lo que llevo discutiendo con usted, me gustaría irme con el asunto solucionado.

Segurata infame: No va a poder ser, sólo queda una persona y está cerrando, si hubiera llegado 10 minutos antes, ha tenido toda la mañana...

Lobo de Bar: Claro, tiene toda la razón, no debería haberme fiado de que cumplieran sus durísimos horarios, pero es que mire, estaba muy ocupado follándome a su hermana la bizca, y, aún así, hubiera llegado bastante antes si el servicio público de bicis funcionase apropiadamente y hubiese habido alguna disponible en un kilómetro a la redonda de mi casa.

Segurata infame: Mire, déjeme en paz, no es culpa mía.

Lobo de Bar: Ya sé que no es culpa suya, es culpa mía por venir en mi día de fiesta dentro del horario que se supone deben cumplir.

El indómito goliardo intenta agredir al segurata, pero éste está refugiado tras una verja metálica y no le puede alcanzar. Huye como una rata al interior del edificio, Lobo de Bar menta a su familia y cosas mucho peores que no me atrevo a reproducir.


PD: Un abrazo a los funcionarios que sí trabajan y no se merecen el tópico.

sábado, 8 de octubre de 2011

El Profesor Marmordo escribe una presunta carta de amor

Dr. Strangelove: El Profesor Marmordo, herido en su orgullo tras los infructuosos intentos que vimos el otro día, ha escrito la siguiente carta.

Hola!

Soy el Profesor Marmordo, amigo de Lobo de Bar y de los chicos de Tucson. Supongo que te extrañará que te escriba... así que me explicaré. El otro día, mirando unos correos antiguos, encontré por casualidad tu dirección y, ante tan extraño suceso, me dio por conversar con el Sr. Destino:

Marmordo: ¿Has sido tú quién ha hecho llegar hasta mí este correo?

Sr. Destino: No respondo a este tipo de preguntas, pero un psicólogo te diría que estás proyectando un deseo, todo por culpa de no decidirte a invitar a un café a tan hermosa fémina cuando la viste en La caja tonta.

Marmordo: Vaya, pensaba que serías más concreto. No me resultas de mucha ayuda.

Sr. Destino: Y yo creo que estás dramatizando demasiado al recurrir a mí. Mira, piensa lo que te dé la gana, y decide por ti mismo si quieres aprovechar esta oportunidad para proponerle tomar un café o si prefieres seguir esperando a encontrártela en algún sitio. Eso sí, si le transcribes esta conversación igual piensa que estás un poco pirado.

Marmordo: Mmm, pues no sé...


Es arriesgada, pero lo cierto es que me gusta más.

miércoles, 5 de octubre de 2011

El Profesor Marmordo intenta escribir una carta de amor

Dr. Strangelove: El siempre atribulado Profesor Marmordo me cuenta un caso que le atormenta. Al parecer, hay una chica que le gusta (toda una novedad) pero la ve muy de vez en cuando y nunca le ha expuesto sus sentimientos porque la conoce como amiga de una mujer a la que amó y le da corte decirle nada. Recientemente ha encontrado su dirección de correo y me pregunta si sería conveniente que la escriba.

Le digo que por supuesto, que sus escritos son una de sus mejores bazas. Conocemos su afán por montarse películas y su timidez, ligar cuerpo a cuerpo no es lo suyo. Quizá con una carta de amor al viejo estilo consiga algo. Me manda la siguiente:

“Hola!

Soy el Profesor Marmordo, amigo de Lobo de Bar y de los chicos de Tucson.

Supongo que te extrañará que te escriba, lógico... Me explico: el otro día mirando unos correos antiguos encontré por casualidad tu dirección. Cuando te vi en La caja tonta me arrepentí de no haberte invitado a tomar un café un día, porque siempre me has despertado curiosidad y tenía ganas de conocerte, pero las pocas veces que te veo se me hace un poco raro y al final no me atrevo a decirte nada... bueno, el caso es que al encontrar tu dirección me dije que tenía otra oportunidad de decírtelo..

Así que este embarullado mail es para eso, para preguntarte si te apetece quedar un día a tomar algo...”

No me convence en absoluto. El bueno del profesor intenta hacerse el tipo torpe y entrañable que tanto hemos visto en las películas románticas americanas. Ya se habló en una ocasión de aquello. No es realista.

El Profesor Marmordo intenta rehacerse con un escrito más escueto y menos confuso:

“Hola!

Soy el Profesor Marmordo, amigo de Lobo de Bar y de los chicos de Tucson. Supongo que te extrañará que te escriba... El otro día, mirando unos correos antiguos, encontré por casualidad tu dirección, y he pensado que podría invitarte a tomar un café o una cerveza. ¿Te parece buena idea o crees que estoy pirado?”


Ahora busca claramente mostrarse como un tipo duro y moderadamente enigmático, sin éxito. No es lo suyo. Le recomiendo que use su imaginación y que prepare otra carta...