jueves, 31 de marzo de 2011

Próximamente

Después de mucho meditar en un magnífico viaje mexicano con mi tío Matt de Bar he decidido crear dos nuevas secciones:

- Fragmentos de vetustos diarios de viaje.

- Tribunal estético de la inquisición.

domingo, 27 de marzo de 2011

La voluntad

Profesor Marmordo: por leerme este libro, de Azorín, me llamaron en el mismo día intelectual y degenerado, supongo que acertó más el segundo.

La obra fue publicada en 1902, cuando emergía la generación del 98, lo que supone un factor clave. La escribió un joven Martínez Ruíz, que aún no había cumplido los 30, siendo idealista pero también un pensador bastante profundo.

Su lectura resulta un tanto extraña, pues se alternan descripciones pormenorizadas con un estilo ágil y novelístico con pasajes, sobre todo los diálogos, mucho más cercanos al ensayo filosófico, sociológico y político. Pero bueno, supongo que nadie coge un libro de Azorín buscando un divertimento fácil.

La novela, la primera de una trilogía, está estructurada en tres partes, cada una con un punto de vista distinto, que van mostrando la evolución vital del protagonista. El conjunto resulta un tanto artificial y esclerótico y quizá demasiado discursivo, aunque conviene encomiar el esfuerzo renovador que se respira en toda la obra.

Lo más notable del libro es la agudeza del pensamiento del autor, que refleja los problemas tanto de la España de la época como la de una persona que tiene que plantearse cuál es su lugar y su actitud en ese entorno. Muchas de las reflexiones son sorprendentemente actuales. Creo que Vinicius se indignaría al ver lo poco que han mejorado las cosas en el último siglo y pico cuando ya entonces había gente que sabía apuntar dónde estaban los problemas.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Heskoria y memoria

Vinicius Mond: Con humor chabacano y punk llamaba heskoria a mis cuadernos de apuntes de la asignatura de historia en el colegio. Ya estaba desencantado. Años antes pensaba que la historia consistía en hechos inamovibles y verificados, no conocía lo que es el punto de vista y, menos aún, la condición humana.

Una buena lección sobre el tema se puede obtener yendo al Gruto Parkas, en Lituania. En este museo, un excéntrico millonario ha reunido buena parte de las estatuas que dominaban las plazas de su país durante el periodo comunista. Además de infinidad de representaciones de Stalin, Marx y Lenin, tenemos también a las “glorias” nacionales. En los carteles explicativos se nos da una visión menos utópica de su papel en la historia de la que tenían cuando tuvieron el honor de ser inmortalizados en piedra o metal. De héroes pasan a ser traidores a la patria, delatores, corruptos, desequilibrados, asesinos e incluso genocidas. Algunas historias son realmente escalofriantes.

Sí, todo depende del punto de vista y desde el momento de la historia en que se mire. ¿Cómo llamarán dentro de unos años los países musulmanes a los líderes de hoy? Depende de quien gane.

Pero no nos vayamos tan lejos. En nuestro país todavía hoy es harto difícil encontrar visiones de la guerra civil y la dictadura franquista, no ya objetivas, sino al menos mesuradas. ¿A dónde se han mandado todas esas estatuas de Franco y sus corifeos que se han retirado de las ciudades durante el periodo democrático? Supongo que se habrán perdido, porque aquí somos asín y porque aquí parece que somos incapaces de hablar sobre el tema fríamente, y menos de montar un museo donde contar los hechos sin soliviantar a nadie. Y eso que les llevamos casi 20 años de ventaja a los bálticos (1975 vs. 1993). Una pena.









Me dice Lobo de Bar que cerva de Budapest hay otro museo de estas características, el Varosliget, pero que cuando estuvo él apenas era una colección de estatuas decadentes sin las explicaciones que hay en el Gruto Parkas lituano.


domingo, 6 de marzo de 2011

miércoles, 2 de marzo de 2011

Salida por la tienda de regalos

Dr. Strangelove: Tenía ganas de ver el documental de Banksy, pero también cierto miedo de que me decepcionara. Esperaba encontrarme con una muestra de su obra y con un discurso que, según su profundidad, podía estar o no a la altura de su misterioso mito.

Pues “Exit through the gift shop” no es exactamente eso. Banksy no es el prota, es el director y su discurso no está masticado ni es banal, sino que te lo ofrece de forma relativamente objetiva para que seas tú el que piense y saque sus conclusiones. Tres hurras por los que aún hacen películas, libros, u obras de arte en general sin ser idiotas y sin pensar que todo el mundo lo es.

Spoiler:
El documental aprovecha en su primera parte el material compilado por Thierry Guetta (un francés aficionado al arte urbano y a grabarlo todo con su cámara) para mostrarnos los inicios del nuevo arte urbano donde Banksy es el rey. Lo hace con seriedad y sin ínfulas, vemos a un tipo colocando mosaicos de los space invaders y a otro carteles de André the Giant sobre la palabra “Obey”, pero no nos explican por ejemplo que el primero sea un friki de los marcianitos o que el segundo quiera despertar la conciencia de una sociedad sumisa. Vemos que en este nuevo arte hay propósitos estéticos y conciencia social, también hay transgresión y placer por lo clandestino.

Casi sin que nos demos cuenta, el foco cambia de perspectiva y nos habla de la mercantilización del arte. Ante la imposibilidad de que Guetta haga un documental en condiciones, cambian los papeles y Banksy le pide que se convierta él en un artista callejero. Vemos que Guetta tiene ciertas cualidades, no en vano se había ganado la vida vendiendo ropa que rediseñaba de acuerdo con los gustos estéticos de la época, y además había conocido a los grandes artistas de la calle. Con la ayuda de un equipo de profesionales logra convertirse en un nuevo personaje, Mr. Brainwash, cuyo arte se asemeja al de Bansky, aunque sin mensaje y, en mi opinión, sin profundidad. Frente a la sutilidad del discurso del documental, Mr. Brainwash nos explica por qué se ha puesto ese nombre, y la verdad es que da un poco de vergüenza ajena, igual que cuando nos explica por qué le ha puesto una escopeta de fisher price a Elvis o por qué ha llamado Batpapy a un retrato del siglo XIX al que ha puesto una careta de Batman.

Hay una diferencia sutil entre una buena estética y el verdadero arte, y no sólo por la inteligencia. También se nos invita a reflexionar sobre las consecuencias de sacar de su entorno “punk” original algo que ahí tenía sentido y que se acaba convirtiendo en lo que criticaba.

Banksy me parece un tío íntegro y con mucho talento, algo no muy abundante y pediré tres hurras más ahora por sus cojones. Este tío sigue creyendo en lo que hace y no se forra con ello. Y como director no lo ha hecho nada mal. El documental vale como testimonio y como ensayo y es muy entretenido. Refleja su forma de pensar, pero no es un panfleto, te muestra los hechos que le hacen tener esas ideas y tú puedes sacar tus conclusiones. Éstas pueden ser parecidas (lo que he expuesto es básicamente la línea argumental que intuyo), pero también admite con cierta humildad que habrá otras concepciones de lo que es el arte, e incluso dice (aquí creo que con ironía) que quizá Mr. Brainwash fuera un genio en potencia antes de lanzarlo al vacío y que quizá sea él quien está equivocado.

La intro, con la canción "Tonight the streets are ours" de Richard Hawley está bastante bien. Aquí la incluyo, junto a los primeros minutos del documental: